Rafael Espinosa / Un día Dios concibió a su hijo en el vientre de una mujer de condición humilde. Se crió en el taller de carpintería del esposo de la mujer y desarrolló sus poderes entre el pueblo. Consiguió muchos seguidores como nunca antes visto en la tierra. Haciendo uso de sus facultades milagrosas revivió a los muertos, devolvió la vista a los ciegos, hizo caminar a los cuadrapléjicos y multiplicó los alimentos para una multitud. Pronto, sus poderes llegaron a oídos del emperador quien lo llevó a la Cruz por la traición de uno de sus discípulos. Se le acusaba de agitador social. A los tres días de muerto, resucitó y se fue al cielo a la derecha de su padre celestial. Desde esa vez, ambos observan a todas las criaturas del mundo. Dejó un manual de buena conducta que hasta los más entregados han cometido errores. A veces el hijo se cansa de escribir en los mamotretos tantas maldades que mira desde arriba. Sólo entonces le dice a su padre que le ayude. Dios, ya grande de edad, lo mira de reojo y le llama la atención por no haber hecho bien su trabajo cuando lo envió a la tierra.
《Pero padre, les dejé la Palabra, di mi
vida a cambio de su libertad y aún no obedecen》
《Qué necesitas entonces?》
《Bajar de nuevo y repasar las lecciones》
《Prepárate entonces, hijo》
El
hijo alista sus maletas, sin embargo, se le ocurre que puede adelantar la
Palabra, a través de representantes. Éstos han engañado a hombres y mujeres en
la tierra, y continúan cometiendo excesos y equivocaciones a costa de su buena
voluntad.
《Padre, es innecesario que te lo diga
porque ya lo sabes, pero no he bajado a la tierra, como me lo ordenaste》
《Y qué esperas?》
《Que se arrepientan》
《Hijo, es más fácil que tu vuelvas a la
tierra a que ellos se arrepientan》
《Entonces, qué hago padre?》
《Espera que yo descanse un poco》
Es
la hora que Dios sigue dormido.
Cuando
se acomoda en su cama se agitan los mares, llueve en cantidades y ocurren
sismos, terremotos. Cuando un mosquito lo molesta, manotea y es cuando suceden
desgracias.
Y
aquí seguimos, aún sin entender.
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