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viernes, 25 de septiembre de 2020

El hallazgo

Rafael Espinosa / Era medio día y la mujer estaba envuelta en tres sábanas, tendida en su cama con un sufrimiento feroz de hacía tres días y dos noches. Tenía sudoraciones nocturnas y alucinaciones continuas, sin que el único médico del pueblo tuviera un diagnóstico resuelto, de tal modo que también llegó un hombre con aguas curativas y soplos de aguardiente con ramas de alhábega, por si acaso se tratara de un mal espíritu. Aunque pareciera mucho, su familia había llamado al cura de la ermita más cercana para despedirla a tiempo y evitar que la acuario de veinticinco primaveras les diera una sorpresa en aquel cuarto oscuro con piso de tierra y tejas de barro. La tragedia comenzó un viernes inolvidable, cuando la joven se dispuso a sembrar un rosal en el patio de su casa. Sacaba la tierra suelta del pequeño agujero cuando sus manos se hundieron en un vacío hasta tocar algo parecido a unas monedas. Efectivamente, eran 20 monedas de oro metidas en un cántaro de arcilla. Su padre había contado que del patio emanaban fuegos fatuos, pues dicen que donde hay una luz hay dinero enterrado, sin embargo, nadie de la familia le había dado importancia. La muchacha recogió las monedas y se las entregó a su padre quien luego las invertiría en la compra de rumiantes, mientras que su madre se quedó con la vasija que usaría como surtidor de agua para la familia. Apenas había pasado un mes del hallazgo, cuando la muchacha comenzó a sentir dolores corporales sin explicación y la familia aseguraba que por las noches se escuchaban ruidos extraños procedentes de la sala donde estaba el cántaro lleno de agua. Sus dos hermanos comenzaron una vida licenciosa con la bebida y el ganado estaba muriendo a consecuencia de la escasez de alimento. Sólo entonces comprendieron que el hallazgo estaba encantado.

--Lo único que podemos devolver --dijo arrepentido el padre-- es el cántaro.

Nada le quedaba en absoluto. Se había gastado hasta la última moneda en revivir a las vacas, reanimar a su hija y recobrar la tranquilidad de su hogar...

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