Rafael Espinosa * El sábado que se le
acabó el alimento a “Sofía”, su mascota; doña Zoila no quiso salir a la tienda.
El domingo, le dijo a su hijo y a su sobrino que la acompañaran, sin embargo,
ellos tampoco tenían deseos de ir.
Desde hacía dos meses, doña Zoila
había viajado de El Salvador a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, para conocer
y cuidar a su tercera nieta.
Finalmente, los convenció y tomaron el
transporte que los llevaría de Condominios San Juan hacia el centro de la
capital chiapaneca. Bajaron del colectivo de la ruta 83 y caminaron sobre la Calle
Central, entre la 2ª y 3ª Sur.
Iba pensando si le compraba una bolsa
grande o una bolsa chica para Sofía cuando, de pronto, apenas vio que una
camioneta se le venía encima sobre la banqueta.
―¡Apártate, mamá! ―apenas escuchó que
le gritó su hijo.
Recuerda que sintió un golpazo en el
cuerpo y perdió el conocimiento momentáneamente. Cuando recobró la conciencia,
vio a su hijo y a su sobrino junto a ella, ilesos; habían brincado hacia un
local comercial para salvarse. No obstante, recuerda a una niña, de unos dos
años, tirada en suelo. Estaba viva, rememora un poco traumada por la imagen,
dice.
Este lunes por la tarde, Zoila,
acostada en la cama 40, en el “Hospital Gilberto Gómez Maza”, siente que todo
le da vuelta, tiene siete puntadas en la cabeza, rota la pierna izquierda y
ocho puntos de costura en la pierna derecha.
―Una hoja no se cae sin la voluntad de
Dios ―reflexiona religiosamente, respecto al accidente.
Su esposo, quien la cuida desde que
ingresó al hospital, cuenta que las autoridades no se han vuelto a parar ahí.
Los gastos están corriendo por su cuenta.
De los ocho adultos y cuatro niños
lesionados, don Rubén Morales León, de 48 años, perdió la vida. Unos fueron
llevados a otro hospital y otros se fueron por sus propios medios.
Se sabe que el conductor de la
camioneta que ocasionó el accidente, un hombre de 74 años, de nombre Carmelino
Hidalgo Espinoza, también se reportó herido y se desconoce si será juzgado por
su edad.
De acuerdo con el reporte preliminar,
el septuagenario se incrustó en un taxi, conducido por Gerardo Castañeda, luego
subió a la banqueta donde caminaban los peatones, entre ellos doña Zoila, para
terminar incrustado en un Aveo y este último en una Ranger.
Necesita hacerse otros estudios y no
hay quién se los pague; se ha quedado sin dinero.
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