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miércoles, 24 de abril de 2019

La fábrica de marimbas





Rafael Espinosa | Día Uno | En los últimos años de su vida, don Andrés vivió preocupado porque alguien de su familia delegara el oficio de fabricar marimbas. Sin embargo, se fue sin que supiera que un veterinario y su ayudante serían la columna de la fábrica que aún sigue vigente.

Don Andrés murió a los 78 años. Era el único constructor profesional de marimbas en Tuxtla Gutiérrez. Pasó la mayor parte de su vida metido en su taller de carpintería y en las aulas de las escuelas como maestro de música.

Norma, su hija, trajo a su familia de Guadalajara a Tuxtla Gutiérrez, para cuidarlo durante sus últimos días. No obstante, el 02 de octubre del 2004, don Andrés murió. Nadie de la familia sabía construir una marimba.

Si se iban los trabajadores “moría” la fábrica, se decían, de tal modo que Paul, el primogénito de los nietos e hijo de doña Norma, resolvió aprender el oficio.

Había tenido dos o tres trabajos relacionados a la carrera de Medicina Veterinaria y en ese entonces se encontraba desempleado. Se acercó al obrero con más antigüedad aunque éste se mostraba evasivo para enseñarle.

Es posible que don Andrés se haya ido con la preocupación de que la fábrica acabaría, porque a los pocos días doña Norma despertó con la idea de que había conversado con su padre en un sueño.

―Si quieres que siga adelante este taller, ¿dime qué hacer? ―le decía afligida.

―Ve a ver a don Carlos ―repuso don Andrés.

Al día siguiente, doña Norma habría relacionado el nombre con el apellido Nandayapa, amigo entrañable de su padre y quien le fabricaba marimbas a su tío, el famoso marimbista chiapacorceño, Zeferino Nandayapa.

Fue así que Paul, después de un mes de curso intenso con don Carlos, aprendió una de las cosas más importantes, afinar las teclas de las marimbas de cedro y hormiguillo.

Con el tiempo, Paul se ha vuelto perfeccionista en la fabricación de marimbas, cajas de resonancia y afinación del teclado. Ahora, considera este oficio como su mayor pasión.

A sus ocho años de trabajo, quizá haya abandonado para siempre su carrera de veterinario, sin embargo, el abuelo ha de estar muy contento desde el cielo, dice.

Esta historia hubiera sido diferente sin la ayuda de don Francisco Pérez, ayudante y amigo de Paul. Trabaja en el taller desde hace 16 años, conoció a don Andrés, y se encarga de ensamblar los bastidores de las marimbas que piden de Tabasco, Ciudad de México, Veracruz, Oaxaca, Quintana Roo, Monterrey, entre otros estados.

Nota:

Don Andrés Altamirano Varela, oriundo de Coxcatlán, Puebla, inventó la “Varelina”, un instrumento de 37 cuerdas parecido al Arpa que ha tocado la arpista veracruzana, Cynthia Valenzuela, en París, Francia.

Desde niño le gustó la música, empezó tocando el saxofón, innovó la marimba, fabricaba guitarras, violines, violonchelos, entre otros. Formó orquestas, fue laudero y maestro de solfeo. Construyó su primera marimba en Veracruz, y su primera guitarra la hizo a los 13 años. Vivió en Ocosingo, Simojovel y Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Fue maestro de música en la escuela primaria “Camilo Pintado”, director de la banda de música de Gobierno del Estado y formó la “Estudiantina Chiapaneca”, un grupo de jóvenes músicos de la Unach, a través de la que viajó a distintos municipios de la entidad y estados de la república.

Se casó con Carmen Luparia León Ballinas, originaria de Ocosingo, Chiapas, con quien procreó cinco hijos, tres mujeres y dos hombres.

El taller, denominado “Fábrica de Marimbas Altamirano”, está ubicado en la 3ª Oriente, entre 3ª y 4ª Norte, en Tuxtla Gutiérrez.



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