Rafael Espinosa│Don Pío Quinto fue
atropellado por un taxista. Lleva 56 días en cama; tiene las dos piernas y un
brazo rotos. A sus 75 años, “ya no quiere nada”. Le han salido llagas en la
espalda. A veces se pone de mal humor o discute con las pocas fuerzas que le
quedan; principalmente, cuando lo bañan, cambian de pañales o lo enteran de su
próxima cita médica. Ya no quiere viajar en la góndola de una camioneta, en su
silla de ruedas; regresa más adolorido, dice. En el taxi no se puede subir,
porque no soporta el dolor al encoger el cuerpo y tampoco puede apoyarse con el
brazo roto. Se preocupa más por su caja de bolear que dejó encargada el día que
lo atropellaron, en el barrio 5 de Mayo. El próximo domingo tiene cita médica.
―No quiero que me lleven ―dice,
envuelto en una sábana, con su barba de días.
Don Virgilio, su hijo, no sabe si
respetar la decisión de su padre o llevarlo a la fuerza. La última vez,
forcejeó con él cuando intentó subirlo a la silla y luego al carro. Don
Virgilio ha dejado la albañilería, porque su madre no tiene las fuerzas
suficientes para maniobrar el cuerpo de don Pío Quinto.
―Es por tu bien, papá ―le aconseja,
tratando de convencerlo.
Doña Natividad, esposa de don Pío
Quinto, no se despega de la cama, día y noche. Le da su medicina a cucharadas y
se mantiene horas sentada a su lado, mirándolo, pensando en mil cosas. Ella
también dejó su caja de chicles en el centro, tras el accidente.
―Tampoco yo he ido por mis cositas
―ataja con cierta preocupación.
Don Pío Quinto estuvo 27 días
hospitalizado y lleva 29 en su casa. Cuando estuvo en el hospital se ponía
histérico con las enfermeras, sin embargo, estas últimas se fueron
acostumbrando a su carácter.
―No era así ―dice don Virgilio―; el
dolor lo ha cambiado.
En ocasiones don Virgilio también se
desespera. Ya gastaron más de 30 mil pesos de los cuales ya comenzaron a pagar
rédito. En esta última cita necesitan mil 500 pesos para seis placas que le
tomarán a su papá. Su esposa, mientras tanto, contribuye con lo que gana
lavando ropa ajena.
El taxi que lo atropelló, con número
económico 4217, placas DNX821A, del grupo Colosio, sigue trabajando “como si
nada”. La vez pasada los hijos de don Virgilio ubicaron la unidad y estuvieron
a punto de retenerla, sin embargo, alguien les dijo: “se van a meter en
problemas”.
A pesar de que la Fiscalía General del
Estado tiene pruebas y vídeos del accidente, no ha actuado contra el
responsable.
―Hay veces que dejamos el caso en las
manos de Dios ―comenta doña Natividad.
Ellos viven en la parte alta de la
zona norte-oriente de la capital. Si alguien desea apoyarlos, don Virgilio deja
al público su número telefónico 9211845253 y su número de tarjeta del Oxxo:
4766 8412 7182 8397. Ojalá alguna dependencia pudiera apoyarlos con una
ambulancia.
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