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jueves, 18 de octubre de 2012

El escritor que daría su vida por un verso



Rafael Espinosa:

           Cuando Mario Nandayapa se sienta a escribir, se pone los lentes de armazón negro. Comienza a teclear rápido como para que no se le vayan las ideas; hace pausas momentáneas y continúa con la misma velocidad. Casi siempre tiene una taza de café sobre la mesa vieja de cedro. Dice que la mesa se la compró a una vendedora de pozol, en Chiapa de Corzo, hace muchos años. La mesa contrasta con el monitor de su Mac, cuya pantalla es casi tres veces más grande que una portátil. Su cuarto de estudio es modesto. Tiene cuadros de imágenes abstractas, vitrinas con libros y otra computadora sobre otra mesa. Se siente ese ambiente silencioso, sin embargo, nada tiene ver porque durante la charla suelta una risotada que parece hacer temblar las paredes. Sus amigos dicen que siempre ha sido un intelectual divertido. A sus 47 años, ha escrito 28 libros relacionados con la cultura de Chiapas y mientras escribe recuerda que pasó su infancia entre una biblioteca y mesas rebosantes de tomos distintos. Su padre, Mario Aguilar Penagos, aún con vida, fue ingeniero metalúrgico y también escritor.
Su nombre es Mario Artemio Aguilar Nandayapa, nació el 19 de octubre de 1964. Sus obras las firma con el seudónimo de Mario Nandayapa. Así se dio a conocer desde su adolescencia, cuando recibía clases en Chiapa de Corzo, su pueblo natal y la de sus padres, a 10 minutos de la capital Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Arrastra su silla sobre las baldosas para darse la vuelta.
Es un poeta de cabellos encrespados y de semblante serio cuya impresión cambia al tratarlo. Cada vez que plática de literatura se apasiona, mueve las manos sin perturbar su seriedad, como cuando está dando clases en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), o como cuando está sobre un estrado frente a un público que casi siempre termina aplaudiéndolo.
El día que lo visité parecía necesitar remos para salir del mar de libros que hay en su sala. Tiene enciclopedias, mamotretos, discos y libros viejos, sobre dos mesas y el piso, que ha leído durante más de 30 años. Pretende hacer su biblioteca en la sala, aunque quizá no pensó que fuera tan difícil ordenarlos en una semana. Su casa blanca tiene dos plantas, en cuyo balcón hay una hamaca de colores donde descansa cada vez que le sobra el tiempo; raras veces, por cierto.
De las paredes blancas de la sala cuelgan cuadros con imágines folklóricas chiapanecas, sillas orilladas por el regadero de libros, baúles estampados de flores y una música instrumental que contrasta con el caótico ambiente de ediciones regadas.
            Los años parecen no pasar sobre él, salvo las evidentes ojeras y los ojos acuosos por las intensivas lecturas nocturnas. Conserva esa locuacidad de cuando lo conocí como catedrático en la Unach, donde hace décadas se tituló como Licenciado en Letras Latinoamericanas y que posteriormente culminaría con un Doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Chile, donde por cierto obtuvo la Medalla Doctoral por su alto desempeño.
Sus larga noches de lecturas lograron la publicación De lo íntimo a lo literario, una compilación de literatura sobre el movimiento armando denominado “Los Mapaches”; El estridentismo recuperado, el cual fue su tesis doctoral bajo la tutela de Manuel Jofré, director de la “Fundación Pablo Neruda” en Chile, una de las instituciones más prestigiosas de América Latina.
Kukulcán, análisis de textos indígenas y españoles de los siglos XVI al XVII; Prontuario de la lengua Chiapaneca. Los pasos de Laco; entrevista al escritor chiapaneco Eraclio Zepeda. Bitácora de la palabra, una serie de ensayos literarios y la obra De lo literario a lo íntimo, un gesto de la lucha armada de Chiapas 1914-1920.
Asimismo ha publicado Los colores de la memoria Maya, un análisis semiótico de los códices mayas; Teatro Chiapaneco 1773-2012, una antología que recopila lo mejor del Teatro en Chiapas desde la primera obra puesta en escena hasta Carlos Olmos.
El caballito de Numbañulí, una danza ritual de la cultura de los chiapanecas; Los espejos del tiempo, historia visual de Acala, Chiapas, entre otras publicaciones de igual importancia.
Las obras, algunas de ellas traducidas al inglés, fueron publicadas a través de la Unach; el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; el Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología; la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach); el Instituto Mexicano de la Juventud y Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, México; el Instituto Politécnico Nacional; la Universidad Pedagógica Nacional y la Secretaría de Educación de Chiapas, entre otros.
            Mario Nandayapa es popular y una de sus características es que casi siempre anda apurado, tiene tantos compromisos que hace días llegó corriendo a su casa después de una reunión de trabajo con una maestra de la Unam, en un hotel de la ciudad.
Ese día se disculpó por la demora y presumió sus cuadros de su sala que representan las tradiciones culturales y el folclor de Chiapas. Vestía un pantalón de mezclilla azul, una camisa blanca y zapatos negros.
            Camina hacia su cuarto de estudio, se sienta frente al monitor y dice que con su mesa verde de madera siente la buena vibra
            ¾Es parte del ritual, primo ¾. Ríe ligeramente.

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Ricardo Cuéllar Valencia otro destacado escritor colombiano, dice que "Mario Nandayapa, es un poeta, ensayista, investigador y académico, dedicado a cada uno de esos oficios con una disciplina inalterable y con una clara y absoluta convicción de lo que hace. No pretende elogiarlo, mas sí reconocer sus múltiples actividades en el campo de la cultura y la ciencia (...) Lo cierto es que hoy en día anda sumido en la investigación de los saberes milenarios que hacen la tradición de Chiapa de Corzo, su tierra natal”.
El maestro ha estudiado lingüística, antropología, hermenéutica, se ha enfrascado en la lectura minuciosa de documentos históricos con la lupa del poeta y del historiador; ha recorrido teoría poéticas, y obvio, historia del arte y la literatura.
Durante su trayectoria profesional ha publicado más de mil 500 artículos en los medios de comunicación impresos tanto de la región, como nacionales y del extranjero.
Francisco Miranda, escritor y académico ecuatoriano, comenta que “Mario Nandayapa, es un hombre de ágil inteligencia y de una memoria continental; hemos conversado en más de ocasión, y me asombra la pasión y los diferentes temas que maneja: música, artes y literatura. Siempre que lo recuerdo, lo veo con el pelo revuelto y con una sonrisa de viajero. En Ecuador cuando vemos a una persona con esta capacidad de iniciativa y trabajo le decimos "Guerrero", y Nandayapa es un guerrero de y para las letras y la cultura de América”.
El Doctor Manuel Jofré, poeta, académico chileno y director de la “Fundación Pablo Neruda”, reconoce “el trabajo literario y científico que ha efectuado el Doctor Mario Artemio Aguilar Nandayapa, quien cursó el programa de Doctorado en la Facultad de Filosofía y Humanidades en nuestra Casa de Estudios Superiores”.
Por su parte, el escritor Roberto López Moreno, resume que “Mario Nandayapa se nutre de los elementos ancestrales, participa en ese ritual con energía de la invocación, y su voz forma parte entonces de todos los sonidos que invaden el espacio primigenio. Energía verbal multiplicada que en movimiento pendular y abanicante se agrupa y se disgrega; la presencia del canto es algo más que un recurso formal en el trabajo poético de Mario”.
El poeta y galardonado con la medalla “Rosario Castellanos 2012”, Óscar Oliva dice: “he escuchado muchas veces al poeta (Mario) Nandayapa leer en voz alta sus poemas. Lo hace de una manera como si arrojara piedras a ciertas olas que se levantan del polvo de la tierra, lo hace como si corriera con un cuchillo clavado en el corazón, lo hace con la misma emoción con la que los ha escrito. Yo lo he escuchado, y me parece que los leyera atrás de una máscara que le diera su verdadero rostro antiguo.”    
Gustavo Ruiz Pascacio, “Premio Nacional de Ensayo Luis Cardoza y Aragón”, explica que “en Chiapas, el siglo XX ha marcado el tránsito de la poesía escrita en lengua castellana en dos líneas de acción del sujeto poético: el poeta contemplativo de los avatares del mundo y del tiempo, y el poeta rector de la construcción poética del mundo. En esta geografía de la poesía escrita, en Chiapas, se inscribe la obra de Mario Nandayapa. En él, Nandayapa confirma un discurso sólo comprensible por la tierra y la geografía cultural.”
“Los poetas rompemos esa aparente cerrazón del presente. Así la poesía es fisura y rompe con esa aparente confusión interminable. Pero sucede que la poesía se hace con palabras y las palabras tienen sílabas. Los poetas silabeamos el mundo y al silabear respiramos y hay un neuma ígneo, como diría el viejo Heráclito, que funciona ahí”, reflexiona el poeta Roberto Rico, “Premio Iberoamericano de Poesía Jaime Sabines 2012”, respecto a los poemas de Mario Nandayapa.

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            Se levanta del asiento, abre una vitrina repleta de libros de su autoría y saca uno por uno para exhibirlos con orgullo sobre la mesa, de tal modo que en la punta del pilar quedó la edición De lo literario a lo íntimo, un gesto de la lucha armada de Chiapas 1914-1920.
Mario Nandayapa es el Cronista Oficial del Ateneo de Chiapas y en consecuencia es el último miembro del Ateneo, dijo en 2010 el profesor Eliseo Mellanes Castellanos, miembro del grupo de intelectuales chiapanecos.
“Ese compromiso lo tomó con alta responsabilidad, como todo lo que emprende, y desde hace algunos años (Mario Nandayapa) ha estado trabajando de forma intensa una investigación que dará cuenta de forma sistematizada todo lo referente al Ateneo de Ciencias y Artes De Chiapas, y que en breve dará a conocer”, sintetizó esa ocasión.
            Actualmente, Mario Nandayapa investiga el período del Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas, el cual surgió a partir de 1948, cuando comenzaron las narrativas de Jaime Sabines, Enoch Cancino Casahonda, Eliseo Mellanes, Rosario Castellanos, Carlos Selvas, Isauro Solís, Jorge Tovar, Francisco Cabrera Nieto, José Núñez Chanona y Ramiro Jiménez Pozo, entre otros de suma importancia.
Entre sus reconocimientos destacan también el Premio Nacional en Investigación 1996 por el Centro de Investigaciones Dramáticas “Rodolfo Usigli”, Premio Nacional de Proyectos Alternativos 1998 por el Instituto Nacional de la Juventud, Premio Regional de Poesía “Rodolfo Figueroa 2000”, Premio Nacional de Poesía "José Gorostiza 2000", la Medalla de Honor "Ángel Albino Corzo 2011", por su aporte científico, literario, cultural y humanístico.
Mañana (19 de octubre de 2012), dentro de la XIX Semana Nacional de Ciencia y Tecnología que se celebra del 15 al 19 de octubre, el Doctor Mario Artemio Aguilar Nandayapa, recibirá el reconocimiento al Mérito Estatal en Investigación Científica 2011, en el Museo Chiapas, a las cuatro y media de la tarde, donde participarán científicos, intelectuales, académicos y estudiantes.

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            En su cuarto de estudio, Mario Nandayapa se siente contento por el reconocimiento a su trabajo de investigación científica. Aclara que es importante ponderar a la literatura como una ciencia, y ésta le confiere el estatuto de ciencia al estudio de la literatura que surge tras el positivismo, al pasarse de la fe ciega en los hechos a modelos de investigación en que se cuenta, con hipótesis o principios insertos en el marco de una teoría.
La posible aparición de la ciencia en el campo de las humanidades, dice, se vio como la posibilidad de hacer surgir el orden y el sistema, allí donde no había sino datos e intuición, y protegería, al mismo tiempo, el carácter específico de ese campo frente a las invasiones externas.
            Durante la charla, Mario Nandayapa se deja llevar por su amor a las letras y cuenta que sus obras científicas son una extensión de su pasión por la palabra, así que ¾parafraseando a José Emilio Pacheco¾, diría que no ama a la literatura pero en cambio daría su vida sin titubear por un verso.

Nota: Algunas algunas entrevistas fueron recopiladas y proporcionadas por el entrevistado

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