La ciudad, un desastre de guerra,
campo de topos, trinchera,
laberinto insistente.
.
Tráfico, estrés, carros chocones,
choferes sin licencia y usuarios
desprotegidos.
Derrame de agua, filtraciones del
caño, señalamientos torcidos,
contenciones desajustadas.
Tarifas altas, parques
abandonados,
delincuentes sueltos, economía
baja
y perros hambrientos.
Manifestaciones sin fuerza,
estudiantes
débiles, patrones aprovechados,
madres
solteras, padres sin hijos, familias
profusas.
Malabaristas en cruceros,
cigarros sueltos,
drogas escondidas, cervezas en
estantes,
gente sin comida.
Oscuros bulevares, colonias en
los cerros,
incendios de montañas, mendigos
en las
avenidas.
Escaparates iluminados, compras
frustradas,
indígenas orillados, artesanos de
banqueta,
iglesias desoladas.
Hospitales repletos, enfermos
desahuciados,
policías corruptos, salvajes;
homosexuales
con miedo.
Mujeres desamparadas, políticos
traicioneros,
defensores comprados, oscuros
funcionarios,
riquezas inexplicables.
Erario sin fondos, deudas ocultas, diputados
sin palabras, desastre
irresuelto, exmandatario
en la celda, fiscales de hierro.
Empresas zalameras, empleados sin
sueldo,
obreros cansados, carros abandonados,
temblores continuos, desechos
regados,
turistas pobres y fiestas
populares.
Amores adúlteros, compromisos
legales,
parejas perpetuas, pasiones
furtivas,
y muertos sin justicia.
Buenísimo, Peque. Sí, así es la ciudad...
ResponderEliminar