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viernes, 10 de febrero de 2012

Aparece Virgen en árbol

Chiapa de Corzo


Por Rafael Espinosa:
La imagen de la Virgen de Guadalupe apareció en la guarida de un grupo de alcohólicos. Emilio, hijo de la dueña del terreno baldío, despertó impulsado por alguien y fijó la vista en el tronco de un árbol de aguacate; ahí estaba la estampa.
Desde ese día, 12 enero, Emilio y sus amigos de juerga, contaron a la gente el milagro y sólo les creyeron (25 días después, el 6 de febrero), cuando un vecino comprobó la silueta en la corteza.
La noticia fue un contagio general, que el jueves (9 de febrero) en la noche, la imagen fue venerada con rezos, cohetes y los tradicionales sonidos del pito y el tambor.
Al principio el sacerdote de la iglesia grande del pueblo pidió pruebas y algunos habitantes contestaron que arrancarían el árbol, dijo alguien del tumulto de ayer, que contemplaba la imagen rodeada de más de cien veladoras, nueve arreglos florales y una alcancía con unas cuantas monedas.
Este jueves en la noche la avenida Álvaro Obregón se llenó de carros, cerca de mil fieles entraron masivamente al terreno baldío, a la hora en que el cura rociaba agua bendita al árbol de aguacate del grueso de una lámpara de alumbrado público.
Ayer al medio día, Gregorio Aguilar se apartó del grupo que le prendía veladoras a la efigie católica y entendió la manifestación como un mensaje para que sigan creyendo en ella, pues supuso que aparece en los lugares donde se van perdiendo la fe.
La señora Olga Tasías Ralda comentó que era un milagro, cuando salió del corral.
Angélica Torres Sánchez, de 80 años, quien regresaba a su casa apoyada del brazo de una muchacha, opinó —con profundo sentimiento— que “sólo Dios sabe… es el único que nos tiene que salvar de todo”.
Juan Carlos Liévano, sentado en la banqueta de enfrente con sus amigos alcohólicos, soltó orgulloso que él es el guardia de la imagen. Él y sus compañeros casi todo el tiempo están donde fue el milagro o enfrente, donde la fe posee un magnetismo religioso que atrae a estudiantes, enfermeras, niños, ancianos, campesinos y amas de casa.
Jesús Yolanda Torres tiene 62 años de edad y 28 viviendo en Chiapa. Sintió una gran admiración por la imagen, “mucha gente no cree en los santos, a lo mejor por eso se manifestó”, dijo después de que hincada le rindió una oración a la silueta de la Virgen.
Recientemente, Emilio y sus compañeros enfermos habían limpiado el lote, sin que hayan visto la silueta.
Los vecinos dijeron que los alcohólicos casi siempre sombreaban bajo un árbol de mango, a unos pasos del milagro.

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