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jueves, 25 de febrero de 2021

Mortandad de perros en Montecristo



Rafael Espinosa / El martes 10 de noviembre, los perros amanecieron revolcándose y retorciéndose en la agonía de la muerte, porque minutos antes habían consumido carne envenenada que dos hombres desconocidos lanzaron en la vía pública. Fue entonces cuando los vecinos, desconcertados, se arremolinaron a media calle para saber el origen de aquella desgracia.

Al principio sospechaban las causas pero confirmaron la hipótesis de envenenamiento cuando uno de los perros sobrevivientes, que salió de casa después de los demás, se acercó a un pedazo de carne tirada en la tierra y minutos después sufría de espasmos y tambaleos.

---Doña Mary, a nuestros perros los envenenaron ---dijo pensativa una vecina, observando con detenimiento aquella mortandad.

---Pero… ¿Quién pudo hacer semejante barbaridad? ---repuso doña Mary.

En aquella conferencia vecinal y confusa, una señora recordó a dos hombres, de negro, uno de ellos con un bote en el hombro y el otro con una bolsa negra, que no eran de la colonia y que caminaban sospechosos por la calle.

---Pueden ser ellos ---asintió con cierta inseguridad.

---¡Desgraciados! ---soltó alguien entre la muchedumbre.

---Y ahora, ¿qué hacemos con los perros muertos? ---preguntó una tercera.

---Los enterremos ---contestó otra.

Y más tarde se vio a hombres y mujeres abriendo hoyos. Unos los sepultaron en sus patios y otros lo hicieron en terrenos baldíos, sin embargo, al tercer día, los que sepultaron en descampados, tuvieron que hacer fosas más profundas porque los perros sobrevivientes, al sentir la descomposición de los cuerpos, los desenterraron.

Ese día, la gente logró contar 60 perros muertos, aunque hay quienes afirman que en total fueron 90. Desde hace más de 25 años que se fundó la colonia Montecristo, al sur poniente de la capital, jamás, dicen, habían visto algo así.

---A esta triste colonia ha llegado más pronto la muerte y la delincuencia que la pavimentación o el alumbrado público ---denuncian.

La hipótesis más compartida es que fueron envenenados por delincuentes para poder entrar a robar a los domicilios, aunque hay quienes dicen que pudo ser alguien que tiene aberración a los caninos y otros, aunque la menos aceptada, una venganza de alguien que fue atacado por alguno de los que murieron.

Hoy, a nueve días, nada se sabe de los responsables.

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