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lunes, 2 de septiembre de 2019

Sólo Dios sabe lo que pasó



CUMBRES DE MALTRATA

Rafael Espinosa | Don José Javier y su esposa María Magdalena habían hecho viajes con los ahorros familiares, sin embargo, esta vez él no quería salir. La parroquia San Pedro y San Pablo, que está a media cuadra de su casa, en la colonia Potrero Mirador, organizaba el primer viaje desde su fundación y los habían invitado.

―No tengo ganas de ir ―le dijo con franqueza don Javier a su esposa.

―Si no vas tú, no voy yo ―le contestó ella con la confianza de los años de matrimonio.

Más tarde, don Javier aceptó el viaje. Fue así que alistaron sus maletas y partieron el sábado 25 de mayo, a las 14:30 horas, en el camión que los esperaba en el parque de La Popular, colonia vecina.

De ahí saldrían los dos camiones con feligreses que visitarían distintos lugares del centro del país, entre ellos La Basílica de Guadalupe, en Ciudad de México.

―Hay te encargo la casita ―le dijo don Javier a su sobrino quien quedaba con la abuela.

―No se preocupe, tío; usted disfrute el viaje ―.

Don Javier y su esposa se hacían de ahorros de la pequeña cenaduría que tienen en la puerta de su casa, aunque ella también trabajaba en una tienda comercial de la colonia Juan Crispín. Se mantenían más juntos que nunca después de que asesinaron a su único hijo hacía nueve años.

Doña María Magdalena le enviaba fotos, por mensaje, de la Virgen de Guadalupe a su sobrino: ¡Para que te cuide, hijo!, le escribía.

Unos dicen que feligreses de un camión quedaron a desayunar y/o comprar recuerdos en Puebla, mientras que del otro, en el que viajaban José Javier y María Magdalena, se adelantó.

El miércoles 29 de mayo, alrededor de las 10:00 horas, se accidentaron cuyo saldo fue de 21 muertos, entre ellos 17 calcinados, y 31 heridos.

Don Javier, de 59 años, falleció al instante, mientras que doña María Magdalena, casi de la misma edad, se encuentra grave en un hospital de Veracruz.

―Sólo Dios sabe lo que pasó ―dedujo el sobrino, de unos 35 años, respecto a su tío fallecido y su tía en terapia intensiva.

Parte de su familia ya está con ella en Veracruz y realiza trámites para reconocer el cuerpo de don Javier.

En Tuxtla, sus hermanos de religión abarrotan las misas por los feligreses fallecidos, en la parroquia San Pedro y San Pablo.

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