Vistas de página en total

lunes, 2 de septiembre de 2019

La soledad de don Higinio




Rafael Espinosa | Día Uno | Cuando la afectación de su vista aumentó, don Higinio ya no pudo meter el hilo en la aguja de mano y tampoco en la aguja de la máquina de coser. Esa vez decidió juntar todo su ahorro y se fue a la Ciudad México donde no le alcanzó para curarse las cataratas. Su preocupación de regresar pronto del viaje era que alguien se adueñara de su casa. Sin embargo, cuando regresó a Tuxtla Gutiérrez, sólo porque Dios es grande, dice, encontró las vigas de su casa, porque le habían robado todo. Le llevaron su máquina de coser con la que ganaba por remendar pantalones, su estufa, refrigerador y todo lo que los ladrones pudieron cargar. En lugar de tener ánimos y dinero para comenzar de nuevo, su casa fue cayéndose poco a poco.

---Quisiera componerla pero ya no veo.

Ya no mira de un ojo y del otro solo ve sombras.

A sus 87 años, se cocina en una estufa eléctrica, escucha la radio, hace oraciones antes de dormir para tener buenos sueños y al despertar agradece a Dios por un nuevo día. Da vueltas en su choza, barre un pedazo de piso y mira desilusionado su entorno.

Cuando llueve se mantiene de pie, porque si se acuesta tiene que andar librando las goteras. Este lunes por la tarde, después de un chubasco, cayó un árbol mero en la entrada de su corral. Don Higinio daba vueltas sin saber qué hacer hasta que un vecino llamó a Protección Civil para que le libraran la entrada a su casa.

A veces sale con su bastón a visitar a sus parientes que viven en el barrio 5 de Mayo. Aunque se ha familiarizado con esa ruta, pide ayuda para cruzar la calle. Sube al colectivo y le dice al chofer que lo baje en la clínica 5 de Mayo. De regreso, sube al colectivo con la ayuda de alguna alma generosa y sabe que cuando la unidad se detiene por completo es que ha llegado a la terminal de la colonia.

---Ya llegamos ---le dice el chofer.

A unas dos cuadras está su casa, en la Avenida Chihuahua, Manzana 52, Lote 10, de la colonia Democrática.

Sobrevive del programa de apoyo a adultos mayores que una señora hace el favor de cobrarle. Ese dinero lo estira para que le alcance.

No hay comentarios:

Publicar un comentario