· Un oficio muy noble
Rafael Espinosa / Don Eligio es uno de
los voceadores más antiguos en el Parque Central. Comenzó a vender periódicos
desde 1975, cuando tenía 11 años. Nació en Andrés Quintana Roo, una comunidad
del municipio de Jiquipilas, sin embargo, al fallecer su madre, él y sus cuatro
hermanos viajaron a Tuxtla Gutiérrez. En esa época, sus primos vendían diarios
y su tío era guardia del Parque Central.
Inició en el negocio como un juego,
dice, cuando sus primos le dijeron:
-¡Vamos a vender periódicos! -.
-¡Vamos, pué! -.
Ahí comenzó todo. Gracias a este
trabajo don Eligio terminó su carrera en la Normal del Estado y ayudó en sus
estudios a sus cuatro hermanos, uno de ellos tiene hasta Doctorado, relata.
También ha sacado adelante a sus cuatro hijos.
Don Eligio no ejerció su carrera, en
cambio le gustó más vender periódicos y revistas. A 43 años en este oficio, se
mantiene al día en los temas sociales cotidianos y ha sido testigo de la
transformación del zócalo capitalino, desde cuando el Colegio de Niñas y el
Seminario estaban a un costado de la Catedral San Marcos. Incluso, le tocó ver
el antiguo Palacio de Gobierno y las peleas amistosas de box que se hacían en
el parque entre boleadores de zapatos.
Recuerda que le tocó vender el Diario
Popular Es!, La Tribuna, El Sol de Chiapas, La Tarde y El Heraldo, entre otros.
En ese mismo lugar conoció a don Armando Duvalier, uno de los periodistas más
destacados de la época, con quien compartió alimentos en su mesa.
-Todos los voceadores viejos ya
murieron; ahora el único viejo soy yo -dice con una sonrisa.
En sus mejores años, en el 94, vendió
hasta mil periódicos al día, no obstante, hoy, apenas vende 45, de lunes a
domingo, de cinco de la mañana a una de la tarde. No culpa a la era digital o
al desarrollo tecnológico, más bien entiende que los dueños de los periódicos
muchas veces hacen del periodismo un negocio, ya que ellos, dice, se mueven
hacia donde se mueven las campanas.
A pesar de la desgracia comercial,
tiene la esperanza de que las ventas se compongan.
-¿Qué hará el día en que no venda un
periódico? -.
-Me emplearé de chofer, repartidor en
motocicleta o de cualquier cosa. Si comen las arrieras que no coma yo
-reflexiona mientras levanta los periódicos sobrantes y amarra sus exhibidores.
A sus 53 años, don Eligio Valencia
Sánchez tiene buena condición física, afirma. Y es que nunca le gustó el
alcohol ni el cigarro, desde "chamaco" le agradó jugar defensa
central en los partidos de fútbol. Recuerda los torneos que se hacían entre los
barrios Niño de Atocha, San Francisco, San Jacinto y San Roque. De hecho,
añadió, llegó a jugar en la Liga Municipal e Independiente.
Cuenta que durante su trayectoria de
voceador, una vez dejó tirado su changarro, cuando los policías lanzaron gases
lacrimógenos para disolver una manifestación y otra ocasión alcanzó a levantar
su changarro cuando una agrupación llegó al Parque Central con piedras, palos y
cohetes, de manera violenta y sorpresiva.
-Y aquí voy a seguir hasta que Dios
diga -puntualiza.
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