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viernes, 9 de marzo de 2018

Por amor al servicio: bombera


Rafael Espinosa: 

•24 horas bombera y 24 horas ama de casa

Al amanecer del 31 de octubre del 2017, Isabel estaba en las alturas trepada sobre una grúa del Heroico Cuerpo de Bomberos, al igual que sus compañeros, tratando de sofocar el fuerte incendio de la Subsecretaría de Educación Federalizada.

Más tarde, el 7 de enero de este año, casi a la media noche, nuevamente apoyaba en el rescate de un automovilista prensado entre los fierros retorcidos de su vehículo.

Así ha pasado parte de su vida Carmen Isabel García, de 27 años, una de las 10 bomberas que hay en las 14 estaciones en Chiapas.

Tal como muchos lo piensan, Isabel siempre creyó que la tarea de los bomberos era exclusivo para hombres; quizá por eso la gente se asombra al verla en los incendios, rescates y siniestros, hábil, atenta y atrevida, a pesar de los 30 kilogramos que pesa el uniforme.

Hace unos años se matriculó como Técnica en Enfermería y después hizo sus prácticas en el hospital de la Cruz Roja.

Recuerda que una ocasión la invitaron a la realización de un simulacro de incendio donde por primera vez le llamó la atención integrarse a las filas de la institución.

Desde ese momento, cuenta, comenzó a investigar y fue grande su sorpresa al saber que el Heroico Cuerpo de Bomberos aceptaba mujeres.

Fue entonces cuando comenzaron a capacitarla e hizo méritos como voluntaria durante más de año y medio.

La aceptación familiar fue otras de las dificultades, pues rememora que su padre, un poco incómodo, le advertía de los riesgos y peligros propios del trabajo, además, le decía, es una actividad para hombres. Su madre, más comprensiva, terminó por aceptar el deseo de Isabel.

Su esposo, Geney Gumeta, trabajador de la Secretaría de Protección Civil Municipal, siempre estuvo de acuerdo con ella y antes de salir de casa se bendicen mutuamente, pues de antemano saben que ser bombera también es una actividad peligrosa.

Isabel, con categoría Segundo Oficial, explica que las y los bomberos están capacitados en rescate de personas, mascotas, combaten incendios, enjambres de abejas, derrames de combustibles, fugas de gas, accidentes automovilísticos, liberación de vialidades por árboles caídos, así como en casos de inundaciones, sismos, entre otras asistencias.

Recuerda que hace más de un año, dentro de su guardia de 24 horas, apoyó —en coordinación con personal de la Cruz Roja y Protección Civil del Estado—, en el rescate de cadáveres y heridos de un accidente de madrugada entre dos camiones, en el tramo Ocozocoautla-Nuevo México.

Cuenta que el salvamento con sus compañeros fue arduo y exhaustivo, con el uso de las "quijadas de la vida", gatos hidráulicos y otras herramientas de rescate, en medio de la oscuridad.

La escena de aquel accidente apenas era alumbrada con lámparas y linternas, por lo que buscando a los lesionados, Isabel sintió algo suave en su pisada y pronto se dio cuenta de que involuntariamente tenía su bota sobre un difunto, relata.

Cuando los heridos mueren durante el rescate, Isabel siente gran impotencia, frustración y tristeza, peor aún si se trata de niños o adultos mayores, dice, como cuando se incendió una casa habitación al sur poniente de la capital, donde falleció calcinada una mujer de la tercera edad.

Isabel, —conocida de cariño por sus compañeros como “Mojarrita”, por su encanto a los peces—, suplicó a la sociedad hacer buen uso de las líneas de emergencia, pues dos compañeros suyos han fallecido en accidentes dentro de la ciudad por acudir a emergencias que resultaron ser falsas.


Mojarrita, quien actualmente cursa Técnica en Urgencias Médicas en la Cruz Roja de Tuxtla Gutiérrez, asiente con espíritu altruista que no hay mayor satisfacción que recibir un ¡Gracias! después de cada servicio consumado.

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