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viernes, 9 de marzo de 2018

Julián, paramédico abnegado



Rafael Espinosa: 

Con 25 años de servicio como paramédico de la Cruz Roja en Tuxtla Gutiérrez, Julián Velázquez Sánchez ha cubierto la visita de dos Papas, el conflicto armado del 94 y ha auxiliado a damnificados de Chiapas, Oaxaca y Quintana Roo, entre otros estados que se han visto envueltos en desastres naturales.

Recuerda que a los 15 años de edad, formaba parte del Comité de Juventud de la Cruz Roja, donde su madre se desempeñada como enfermera. En aquel entonces, realizaba servicios asistenciales en comunidades marginadas de la entidad, sin embargo, empezó a interesarse en atender emergencias.

Cuenta que un día caminaba por la calle cuando vio un accidente de tránsito con personas heridas que sufrían, sin que en ese entonces tuviera los conocimientos en Técnicas en Urgencias Médicas para ayudarlas, por lo que tuvo que aguantar su frustración y esperar a que llegara la ambulancia.

Posiblemente este fue el motivo por el cual ingresó al área de urgencias médicas y descubrió su virtud altruista, pues siempre le agradó ayudar a los demás como lo hacían su tío, su hermana y otros familiares médicos de profesión.

Julián, egresado como Técnico en Radiología, ha entregado parte de su vida ayudando a damnificados y atendiendo heridos por arma de fuego, arma blanca, accidentes de tránsito, caídos, golpeados por riña, entre otros auxilios, bajo la lluvia, sol o frío.

Asimismo, le ha tocado sentir la frustración y la desdicha de ver morir en sus brazos a algunos pacientes, pero también ha tenido la gran fortuna de recibir en sus manos el nacimiento de nuevos habitantes de este mundo.

Le tocó atender a soldados e indígenas heridos en el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en San Cristóbal de Las Casas y Las Margaritas. Así también, estuvo presente en los diálogos de paz, como parte de los cinturones de neutralidad y logística durante el conflicto armado del 94.

Su casa se encuentra tapizado de diplomas y cursos concluidos en materia de reanimación, traumatología, radiocomunicación, operación de vehículos de emergencia, rescate urbano, atención a desastres, por mencionar algunos.

Julián Velázquez, con 40 años, es el mayor de tres hermanos. Podría decirse que ha pasado más tiempo en la Cruz Roja que en su casa, pues se ha quedado a cubrir la guardia de compañeros ausentes, pues las urgencias no tienen horario ni fecha, comenta.

Julián Velázquez revela que su mayor pasión es estar al lado de sus dos pequeñas hijas y de su esposa, a quienes les agradece profundamente su comprensión y sus ausencias en casa por ayudar a quienes lo necesitan de urgencia. Reconoce también el respaldo de sus compañeros, de los directivos de la institución y de todos los que han contribuido en estos 25 años de servicio.

Ha atendido a tantas personas que es imposible saber el número exacto, dice; sin embargo, lo importante es saber que muchos hombres, mujeres, niños y adultos mayores, están sanos y salvos con su familia, gracias a la atención y el auxilio del grupo de paramédicos de la Cruz Roja.

De su papá y su mamá, dice orgulloso, aprendí el compromiso, la responsabilidad y el servicio.

—Seguiré ayudando a la gente hasta que el Creador nos diga hasta aquí —puntualiza Velázquez Sánchez.

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