Rafael
Espinosa:
Con 25 años de servicio como paramédico de la Cruz Roja en Tuxtla
Gutiérrez, Julián Velázquez Sánchez ha cubierto la visita de dos Papas, el
conflicto armado del 94 y ha auxiliado a damnificados de Chiapas, Oaxaca y
Quintana Roo, entre otros estados que se han visto envueltos en desastres
naturales.
Recuerda
que a los 15 años de edad, formaba parte del Comité de Juventud de la Cruz
Roja, donde su madre se desempeñada como enfermera. En aquel entonces,
realizaba servicios asistenciales en comunidades marginadas de la entidad, sin
embargo, empezó a interesarse en atender emergencias.
Cuenta
que un día caminaba por la calle cuando vio un accidente de tránsito con
personas heridas que sufrían, sin que en ese entonces tuviera los conocimientos
en Técnicas en Urgencias Médicas para ayudarlas, por lo que tuvo que aguantar
su frustración y esperar a que llegara la ambulancia.
Posiblemente
este fue el motivo por el cual ingresó al área de urgencias médicas y descubrió
su virtud altruista, pues siempre le agradó ayudar a los demás como lo hacían
su tío, su hermana y otros familiares médicos de profesión.
Julián,
egresado como Técnico en Radiología, ha entregado parte de su vida ayudando a
damnificados y atendiendo heridos por arma de fuego, arma blanca, accidentes de
tránsito, caídos, golpeados por riña, entre otros auxilios, bajo la lluvia, sol
o frío.
Asimismo,
le ha tocado sentir la frustración y la desdicha de ver morir en sus brazos a
algunos pacientes, pero también ha tenido la gran fortuna de recibir en sus
manos el nacimiento de nuevos habitantes de este mundo.
Le
tocó atender a soldados e indígenas heridos en el levantamiento armado del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en San Cristóbal de Las Casas
y Las Margaritas. Así también, estuvo presente en los diálogos de paz, como
parte de los cinturones de neutralidad y logística durante el conflicto armado
del 94.
Su
casa se encuentra tapizado de diplomas y cursos concluidos en materia de
reanimación, traumatología, radiocomunicación, operación de vehículos de
emergencia, rescate urbano, atención a desastres, por mencionar algunos.
Julián
Velázquez, con 40 años, es el mayor de tres hermanos. Podría decirse que ha
pasado más tiempo en la Cruz Roja que en su casa, pues se ha quedado a cubrir
la guardia de compañeros ausentes, pues las urgencias no tienen horario ni
fecha, comenta.
Julián
Velázquez revela que su mayor pasión es estar al lado de sus dos pequeñas hijas
y de su esposa, a quienes les agradece profundamente su comprensión y sus
ausencias en casa por ayudar a quienes lo necesitan de urgencia. Reconoce
también el respaldo de sus compañeros, de los directivos de la institución y de
todos los que han contribuido en estos 25 años de servicio.
Ha
atendido a tantas personas que es imposible saber el número exacto, dice; sin
embargo, lo importante es saber que muchos hombres, mujeres, niños y adultos
mayores, están sanos y salvos con su familia, gracias a la atención y el
auxilio del grupo de paramédicos de la Cruz Roja.
De
su papá y su mamá, dice orgulloso, aprendí el compromiso, la responsabilidad y
el servicio.
—Seguiré
ayudando a la gente hasta que el Creador nos diga hasta aquí —puntualiza
Velázquez Sánchez.
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