•Heberto
Maza ha creado más de 400 temas norteños, corridos, boleros, baladas, cumbias…
Rafael
Espinosa / Como actor compartió escena con Doña Sara García, la abuelita del
Cine Mexicano; siendo compositor se codeó con Juan Gabriel, Cuco Sánchez,
Johnny Laboriel, entre otros grandes de la música, y se hizo amigo de los
hermanos de Pedro Infante, cuando la época del cine mexicano se consideraba de
oro.
Disfrutó
de gustosas charlas vespertinas en compañía de los compositores Tomás Méndez,
autor de “Cucurrucucú paloma”; José Ángel “Ferrusquilla”, compositor de “El
Tiempo Que Te Quede Libre”, “La Ley del Monte”; Víctor Cordero, escritor de los
corridos “Juan Charrasqueado”, “Gabino Barrera”, “El Ojo de Vidrio”; y de
Lorenzo Elisea, cantante y compositor, entre muchos más que creaban para
Vicente Fernández, Antonio Aguilar y otros grandes de la música mexicana.
Desde
muy pequeño, don Heberto Maza Castañón, oriundo de Ocozocoautla, siempre quiso
ser compositor, por eso a la edad de 13 años, después de concluir la escuela
primaria, salió de Piedra Parada, comunidad que lo vio nacer.
Partió
hacia la Ciudad de México con su primera obra denominada “La Torcasita”, cuyo
tema lo creó a partir de sus visitas a la Sima de las Cotorras, en
Ocozocoautla, donde veía volar a cientos de pájaros del inmenso agujero.
Con
sus estrofas bajo el brazo, tocó puertas en disqueras y radiodifusoras sin que
nadie confiara en él, pues era joven y poco conocido en el mundo de la
farándula. Sin embargo, siguió componiendo canciones a la par de trabajar como
repartidor de medicinas, administrador de empresas gringas y empleado de
gobierno.
Asimismo,
estudió un año la carrera de físico matemático en la Universidad de Puebla,
luego egresó como Licenciado en Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de
México, sin que abandonara por ningún motivo la creación de canciones.
Recuerda
que al pie del edificio donde vivía, en Santa Martha Acatitla, había un lavado
de autos en el que llevó su “vocho” a lavar. Don Ramón, el dueño del
establecimiento, le preguntó a qué se dedicaba aparte de repartidor de
medicinas.
—Compongo
canciones —le respondió sin presunción, en uno de sus días aciagos.
Pasaron
semanas hasta que un día Ramón, nacido en Colima, le dijo amable y en un tono
propio de los de aquel estado:
—¡Oye,
vale!, te voy a presentar a quien ayudó a tu paisana Irma Serrano —.
Fue
entonces cuando conoció a Lorenzo Elisea, cantante de cabecera de muchas de sus
canciones y quien daría a conocer “La Torcasita” y otros temas en el país, en
el sur de Estados Unidos y hasta en Japón y China.
—Llévate
cinco temas —le dijo Lorenzo al pasar por él en el coche. Llevó “El Nuevo
Caballo Bayo”, “Tarde de Octubre”, “Chiapas es México”, “La Torcasita” e
“Ilusión”, cuyas letras aún siguen sonando en el norte de la República, dice.
Lorenzo
Elisea, su entrañable amigo, fue uno de sus mejores asesores para mejorar su
trabajo, junto a Tomás Méndez, José Ángel “Ferrusquilla” y Víctor Cordero, en
las inolvidables tardes de tertulia en el Café San José de la XEW, donde se
concentraba la crema y nata del cine y la música vernácula.
Entre
risas y aplausos, convivió con artistas de cine, actores, actrices, cantantes y
compositores, en fiestas y cabarets, en el esplendor de la Época de Oro, donde
le decían elegantemente: ¡Bienvenido, Heberto; adelante!
De
este modo es que se hizo familiar en medio de la farándula, y sin haber
estudiado actuación, protagonizó el papel de sacerdote de un pueblo, mientras
que David Reynoso era presidente municipal y Aldo Monti, capitán de un barco,
en una serie de transmisiones televisivas denominada “Canasta de Cuentos
Mexicanos”.
Asimismo,
en actuación trabajó junto a Gloria Marín, mujer de Jorge Negrete; Mauricio
Garcés, Piporro, Irma Dorantes, entre muchos más que apenas alcanza a recordar.
Pronto
sería entrevistado por Arturo Martínez, locutor que había entrevistado a
famosos como Pedro Infante y Jorge Negrete, entre muchos más. Ahí, dedicó “La
Torcasita” a Matilde Sánchez, una cantante de música regional e intérprete de
su canción, quien más tarde le llamaría por teléfono para agradecerle el cumplido
y desearle más éxitos como este.
Al
poco se afilió a la Sociedad de Autores y Compositores de México, donde el jefe
de prensa y propaganda de la asociación, René Rodríguez, lo ayudó a repuntar
con otros éxitos. Al mismo tiempo se daban a conocer los temas: “Mi Chinita”,
“El Palomo y el Gorrión”, “Virgencita del Carmen”, “Mañanitas Chiapanecas”, y
muchas que comenzaron a sonar en diversas estaciones de radio.
Con
el tiempo procreó a sus tres hijas con su joven esposa de Puebla con quien
hasta hoy comparte su hogar. Después de 30 años de residencia en el centro del
país, regresó a su natal Ocozocoautla, donde sus hijas continuaron sus
estudios, pues siempre fue precavido con la vida licenciosa que llevan los
artistas.
En
el 97 se mudó a Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, donde sus hijas
concluyeron su carrera profesional y él fundó, junto a 17 compositores más, la
Asociación de Autores y Compositores de Chiapas.
Se
unió a grandes de la composición en Chiapas del siglo pasado como Ignacio
Castro, Carlos Trejo, Brindis Riquelme, David Pichardo, Ceín Alfaro Tipacamú,
este último autor del famoso corrido “Luis Pulido” cuyo tema ha sido grabado
más de 40 veces.
Don
Heberto compuso también “Pasaste de Moda”, “Gusanito del Amor”, esta última
interpretada por “Los Potrancos de Sinaloa”, entre otros temas que con el
tiempo sonaron en diferentes partes de México.
Recientemente
el cantante tuxtleco Pedro Enríquez interpretó Chiapas es México con el
Mariachi Camperos y el Requinto de Alberto Vázquez. Así también, el cantante
chiapaneco, Alberto Rosal, ha interpretado sus canciones.
Hace
unos años, en Copainalá, don Heberto y Alberto Rosal, se sorprendieron de ver a
tanta gente reunida en el parque después de que un amigo improvisó una
invitación para un concierto que no estaba programado.
Hoy
a sus 75 años de edad, cuenta con más de 400 composiciones, 45 temas grabados y
hace poco compuso el corrido de López Obrador que posiblemente en breve se dé a
conocer, dice don Heberto desde la comodidad de su modesta casa al norte
oriente de Tuxtla Gutiérrez.
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