•Toda
una vida en las motocicletas
Rafael
Espinosa / Es posible que el chiapaneco Benjamín Marín Corzo sea el único en el
país que a sus 63 años compite en las carreras de motocross y aún desafía las
rampas que le pongan en frente; pero no sólo concursa, trae trofeos y
campeonatos a casa.
“Mincho”,
como lo conocen sus amigos, es oriundo de Cintalapa y uno de los hombres más
apasionados y aguerridos a las carreras de motocross.
Su
pasión por este deporte surgió cuando veía a su hermano mayor, Pepe, participar
en los campos traviesa a bordo de su motocicleta, junto a Blas Toledo, Chey
Esponda, entre otros, en el municipio de Cintalapa. Tenía ocho años, recuerda.
—De
ver a mi hermano cómo agarraba la moto, también me dieron ganas de hacerlo
igual —asiente al expresar que ahí nació el primer club en aquel municipio
denominado "Motocross Cintalapa".
Tras
la muerte de su padre, su madre los trajo, a él y a sus cuatro hermanos, a la
capital chiapaneca. Se mudaron de domicilio por necesidad y mejores
oportunidades de vida, pues no traían ni un peso en la bolsa, dice el piloto
con más de 50 años de experiencia.
En
la pubertad trabajó en una “talachera” como desmontador de llantas y a la vez
aprendía mecánica de motocicletas, de tal modo que con el tiempo se compró una
Carabela 66, su primer minimoto que aún conserva como parte de su colección.
En
esa época sobresalían las primeras agrupaciones como “Moto Club Match” y
“Gustavo Serrano y Asociados Team Rabbit”, en Tuxtla Gutiérrez.
Se
entregó con gran ímpetu y dedicación obteniendo sus primeros campeonatos
juveniles, siendo su primer apoyo técnico, mecánico y patrocinador, los señores
Octavio Balseca y los hermanos Cowings, en la capital chiapaneca.
A
la par de las carreras de motocross, don Benjamín fue maestro de karate durante
18 años, cuyos ejercicios le sirvieron en la disciplina, resistencia y
habilidad, para sostener su liderazgo en las carreras de motocross en concursos
estatales, regionales y nacionales.
Su
ahínco ha sido un legado para su descendencia en tres generaciones, de tal
manera que su hijo Alan, el único varón de sus tres hijos, comienza a lucirse
como campeón nacional del sureste de la República.
Lo
mismo sucede con sus nietos Oscar, Christopher y Hanna, y su joven esposa
Yesenia Clemente en la categoría femenil. Además, germina un semillero de
talentos, a través de entrenamientos y cursos gratuitos dirigidos a niños y
jóvenes que han ido destacando como Valentino Farrera, de cinco años, que ya es
campeón regional.
—No
hay en México tres generaciones activas y ganando —dice en una charla amena en
uno de sus dos talleres de motocicletas.
En
Chiapas existen unos 100 pilotos de motocross y unos cinco campos traviesa en
los que se desarrollan carreras, entre los que destacan el “Crosódromo Mincho
Marín”, de su propiedad; “La Bondad” en Tuxtla Gutiérrez; “La Bomba”, rumbo a
Berriozábal; dos más en Cintalapa y “Pequeño Sol”, en San Cristóbal de Las
Casas.
Es
un deporte de alto riesgo en el cual los más atrevidos realizan acrobacias,
libran curvas quebradas, rampas empinadas, terraplenes y peraltes en terrenos
escabrosos, por eso la importancia de tener una motocicleta mecánicamente buena
y un equipo de protección profesional, advierte.
Admite
que su madre siempre estuvo en contra de que practicara este deporte, sin
embargo, sus deseos de triunfo y el pundonor de ser piloto profesional nunca lo
abandonaron.
Recuerda
que cuando se sintió repuesto de una operación de la rodilla izquierda, lo
primero que hizo fue montar su motocicleta e irse a un campo traviesa donde se
quitó el yeso y se puso a brincar como si no estuviera convaleciente.
De
adolescente hacía pistas improvisadas con arena de río para entrenar y hace
unos años hizo una de las más grandes pistas denominada “Centro de Espectáculos
Mi Patio”, avalada por la Federación Mexicana de Motociclismo, en Toluca, donde
dirigió también una de las más importantes Carreras Latinoamericanas de
Motocross en el país.
Hace
poco fue galardonado en Cozumel, Quintana Roo, como el piloto más veterano de
México y así ha recibido múltiples reconocimientos y diplomas por su
trayectoria profesional, sin que la Secretaría del Deporte de Chiapas apoye
esta actividad y a los nuevos talentos chiapanecos.
Su
más cercano título lo obtuvo en diciembre de 2017, como campeón regional en la
categoría máster, aunque a lo largo de su vida mantuvo campeonatos por muchos
años en diversas categorías que pusieron en alto el nombre del estado.
Marín
Corzo, quien ha recibido cursos de mecánica de motocicletas por parte de
austriacos y estadounidenses, externa que siempre admiró a corredores como
Gustavo Balseca, Blas Toledo, Chon Esponda, Pepe Marín, Antonio “La Bruja”
Guzmán, Eduardo “El Gato” Aguilar, Beda Estrada, Delfino Martínez, entre otros
dignos de admiración.
Se
siente satisfecho por ser un gran guerrero a bordo de las motocicletas, de
disfrutar la gloria en las carreras y de seguir transmitiendo sus conocimientos
a las nuevas generaciones, puntualiza el Presidente de la Asociación de
Motociclismo en Chiapas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario