Rafael
Espinosa / Los “Hombres Cuervo” viven rodeados de lagunas en la zona norte
Chiapas, sobre la llanura costera del Golfo de México, a unos 350 kilómetros de
la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez.
Les
llaman así porque se bañan o se humedecen el cuerpo varias veces al día, como
los cuervos se zambullen en las orillas de los humedales.
Habitan
en la comunidad Punta Arena, municipio de Playas de Catazajá, una población
aproximada a los mil habitantes, donde son visitados por estudiantes, maestros,
periodistas y curiosos, quienes llegan en coches, autobuses o en lancha.
Los
Hombres Cuervo son personas que carecen de poros en la piel y por lo tanto no
transpiran, motivo por el cual tampoco pueden liberar el calor corporal y
tienen que bañarse en repetidas ocasiones o usar camisas húmedas para
refrescarse.
Además,
se caracterizan por tener la frente olímpica, pómulos anchos, mandíbula
triangular, labio superior corto y fino, labio inferior grueso y revertido, el
cabello escaso, ralo y claro, la piel delgada y la nariz hundida.
También
presentan cejas y pestañas despobladas, ojos azulados, alteraciones en las
uñas, orejas ligeramente puntiagudas y falta de dientes, aunque algunos sólo
desarrollan los "colmillos".
Doña
Prudencia Vázquez López, de 42 años, madre de dos niños cuervo, cuenta que la
historia surge a principios del siglo pasado, con la llegada a la comunidad de
un hombre y sus tres hijas procedentes de Hungría.
Se
presume, dice, que el hombre tuvo relaciones con sus hijas cuyos bebés nacieron
con esta patología.
De
acuerdo con la descendencia familiar, una de las húngaras se unió a don
Prudencio Vázquez Cruz con quien procreó cinco hijos, entre ellos a don
Urfencio Vázquez Góngora, Hombre Cuervo que falleció a los 70 años y padre de
doña Prudencia.
Ninguno
de los hermanos de doña Prudencia nació con estas características, siendo que
su padre don Urfencio era Cuervo y su madre, doña Aura del Carmen López
Sánchez, era mujer normal del pueblo fallecida a los 60 años.
Sin
embargo, dos de los cuatro hijos de doña Prudencia nacieron con esta enfermedad
congénita, pese a que ella y su esposo Mauricio Cruz Vázquez son normales.
A
doña Prudencia casi no le gusta hablar del tema y tampoco exhibir a sus hijos,
debido a que muchos “sólo llegan a tomarles foto, prometen apoyarlos, pero
nunca regresan”.
Recuerda
que el cantautor mexicano “Juan Gabriel”, personalmente prometió ayuda pero el
apoyo nunca llegó.
“No
sé por qué”, dice desde su cocina de palma, en la orilla de la laguna.
Ahora
todo aquel que quiera información tiene que incentivarlos o por lo menos
dejarles una cuota voluntaria.
Hoy,
el mayor de sus hijos, de 23 años, está trabajando de albañil en Playa del
Carmen y el otro, de 16, se encuentra en la escuela preparatoria.
Comenzaba
a prolongarse la plática cuando, de pronto, se interrumpe la conversación por
la llegada de don Mauricio, su esposo, a quien no le gusta hablar de la
enfermedad de sus hijos con advenedizos.
El
hombre parecía enojado; bajó de la canoa y atravesó el patio hacia su casa, con
varios racimos de plátano en las manos.
“Lo
siento”, dice doña Prudencia. Se fue detrás su esposo.
***
A
dos cuadras y media de ahí, en una casa de techo de láminas metálicas, similar
a la mayoría de las viviendas que hay en Punta Arena, vive su primo hermano
Porfirio Díaz Vázquez, un Hombre Cuervo soltero, de oficio pescador, de 60
años.
Cuando
está en su hogar, don Porfirio tiene que echarse agua por lo menos 64 veces al
día y cuando trabaja usa camisas gruesas que humedece constantemente en la
laguna, para mantenerse fresco durante más tiempo.
“El
agua es nuestra vida; podrá faltarnos comida pero el agua no”, suelta don
Porfirio, sentado sobre una banca de madera.
Frente
a él se encuentra su hermano Ruperto, un hombre normal de oficio peluquero, que
le corta el cabello a un vecino.
Al
igual que los demás Hombres Cuervo, don Porfirio no aguanta ni una hora sin
agua, porque inmediatamente se llena de parches colorados o le sangra la nariz,
por eso casi siempre lleva una garrafa de agua a donde quiera que va, o en su
defecto se baña a cada rato en la laguna.
“Ellos
(los Hombres Cuervo) tienen la ventaja de que nos le pica el mosquito, porque
no tienen poros”, comenta sonriente el vecino, mientras le quitan el pelo.
Ocario
Díaz Correa y Joaquina Vázquez Góngora, ambos de 80 años, son los padres de don
Porfirio. Ellos son personas normales que tuvieron ocho hijos, de los cuales
sólo don Porfirio y su hermano Paulo, de 52, son Hombres Cuervo.
“Por
ahí anda”, señala Ruperto hacia la calle, refiriéndose a Paulo.
Así
como don Porfirio hay siete Hombres Cuervo más: uno es estudiante de preparatoria;
otro ganapán; campesino; universitario, albañil; agricultor; y una mujer con
características menguadas. La mayoría está soltera, salvo el campesino que
tiene su mujer con quien procreó un hijo normal.
***
Fany
Kramski Soto, dermatóloga del Hospital General Regional de la capital
chiapaneca, explica que el nombre científico es displasia ectodérmica
anhidrótica.
Es
una genodermatosis, agrega, enfermedad que se hereda, debido a defectos
cromosómicos en grupos o comunidades donde hay consanguinidad.
“El
problema se presenta donde se casan entre familiares, porque el tipo de
herencia es autosómica recesiva ligada al cromosoma X; no es una enfermedad
frecuente, se da en dos personas que tengan el mismo defecto genético”,
argumenta.
Aunque
ellas son las que portan el defecto genético en el cromosoma, son los hombres
quienes presentan estas características físicas, resume la especialista.
De
acuerdo con la versión de Kramski, la esperanza de vida de los Hombres Cuervo
es buena si ellos acatan las indicaciones que se les da, entre las que destacan
vivir en un clima adecuado, mojarse constantemente la piel, usar ropa fresca,
no hacer demasiado ejercicio y llevar una vida de actividades tranquilas.
No
obstante, los Hombres Cuervo están adaptados al clima cálido húmedo de la
región, a hacer trabajos pesados, y tampoco tienen deseos de irse a otro lado
porque, dicen, “aquí tenemos a nuestra familia, nuestro patrimonio”.
Algunos
paliativos para sobrellevar la enfermedad consisten en cremas hidratantes y
antipiréticos, puesto que la ingeniería médica aún no ha creado una fórmula que
cure la enfermedad.
Hasta
el momento no hay estadística que revele el número de casos, sin embargo, se
presume que existe un número muy reducido, debido a que son enfermedades
extremadamente raras.
***
Durante
las entrevistas, los Hombres Cuervo comentaron que han sufrido burla, aunque en
Punta Arena son muy queridos por la gente.
Publicado
en 2010
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